Hoy es el Día de Canarias y, como todos los años por estas fechas, me encanta preparar algún dulce con un producto típico de las islas.
Este año tenía dos ideas en mente y, finalmente, he hecho las dos y ambas han resultado incluso mejores de lo que esperaba.
Hoy les traigo una de las ideas y es esta tarta hecha con Tunos indios también llamados Tunos tintos. Aquí les dejo un enlace en el que pueden consultar sus características y propiedades.
Ya había hecho yo hace unos cuantos años una Tarta Mousse de Tunos Indios y en aquella ocasión utilicé los tunos directamente.
Actualmente podemos encontrar en el mercado algunos productos hechos con ellos como es el zumo 100% Tuno indio que es lo que he utilizado esta vez y así me ahorro el engorroso trabajo de pelarlos.
Como ven en las fotos, el resultado es una tarta preciosa y llamativa, que no lleva ni una gota de colorante y que además está deliciosa.
Los ingredientes que usé fueron: (Para un molde con base desmoldable de 24 cm).
Para la base:
- 300 gr. de harina.
- 150 gr. de mantequilla fría.
- 50 gr. de azúcar glass.
- Una pizca de sal.
- Unos 60 ml. de agua bien fría.
- 350 gr. de chocolate blanco.
- 400 gr. de nata para montar.
- 200 gr. de zumo de tuno indio 100%
- Cinco gramos de gelatina en hojas (tres láminas en mi caso).
- Unos pistachos picados (opcional).
- Galletas hechas con la masa de la base (opcional).
En un bol ponemos la harina, el azúcar, la sal y la mantequilla en trocitos. Vamos trabajando con las manos hasta conseguir una mezcla con aspecto de arena mojada.
Vertemos el agua fría y seguimos amasando.
Amasaremos sólo lo justo hasta que podamos formar una bola con la masa. La ponemos sobre papel film y la envolvemos. Dejamos en la nevera mientras preparamos la crema, una media hora. Ahora vamos con la crema, pero antes les pongo una foto del zumo de tuno indio para que vean cuál usé.
Ponemos las hojas de gelatina a hidratar en agua fría durante unos cinco minutos.
En un bol, lo suficientemente grande para que luego podamos añadir el resto de ingredientes, ponemos el chocolate troceado y lo derretimos al baño maría.
Vertemos el zumo en un calentador y lo llevamos al fuego. Justo cuando rompa a hervir lo apagamos y añadimos las hojas de gelatina escurrida. Removemos bien para que se disuelvan.
Vertemos más o menos un tercio del zumo en el chocolate y mezclamos con varillas manuales. Luego añadimos el resto y seguimos mezclando.
Tenemos que conseguir que nos quede integrado y con un color uniforme.
Vertemos la nata y mezclamos un poco con las varillas. Luego, con el brazo de la batidora, emulsionamos durante unos minutos hasta que quede homogéneo.
La mezcla resultante es muy líquida, es normal. Tapamos con papel film a piel, pegado directamente sobre la crema, y llevamos a la nevera durante 24 horas. En ese tiempo cogerá cuerpo.
Ahora vamos a continuar con la masa.
Engrasamos el molde y lo espolvoreamos con harina.
Estiramos la masa con un grosor de 4 mm. entre dos papeles de horno.
Trasladamos la masa al molde con cuidado y la acomodamos en él, sin estirarla. Luego pasamos el rodillo por el borde del molde para retirar el sobrante. Pinchamos la base con un tenedor y llevamos al congelador una media hora.
El resto de masa que me quedó, lo estiré y formé unas galletas para luego decorar la tarta.
Ponemos el horno a calentar a 190º.
Cubrimos la masa con un papel de horno arrugado y le ponemos peso encima. Yo uso unos garbanzos que tengo exclusivamente para eso.
Llevamos al horno y cocinamos durante 15 minutos. Sacamos, retiramos los garbanzos y el papel y volvemos a llevar al horno durante unos 15-20 minutos más, hasta que veamos que está doradita.
Sacamos y dejamos enfriar completamente antes de desmoldarla.
Pasado el tiempo de reposo de la crema habrá obtenido una consistencia muy cremosa.
La removemos un poco para soltarla.
Colocamos la base sobre un plato y la rellenamos con la crema, alisándola lo mejor que podamos.
Yo me reservé un poco de la crema que metí en una manga con boquilla rizada para decorar un poco la tarta.
Finalizamos la tarta colocando unas cuantas galletas hechas con la misma masa de la base y le espolvoreamos unos pocos pistachos picados para darle un contraste de color.
Reservamos nuestra tarta en la nevera hasta el momento de servirla.
Miren qué aspecto más bonito que tiene.
Y miren de cerca ese color tan precioso, sin ningún colorante artificial.
Sólo nos queda cortarnos un trozo y disfrutar.
Aquí un poco más de cerca el corte. Queda con una cremosidad espectacular.
Una tarta preciosa y con un sabor delicioso hecha con un producto típico de las islas.
Y para acabar, como no podía ser de otra forma, les deseo a todos y todas un
¡FELIZ DÍA DE CANARIAS!