TARTA PINK VELVET CON CREMA DE CHOCOLATE BLANCO
viernes, abril 23, 2021
Este año me ha tocado estrenar década, la quinta ya.
Me hubiera gustado poder festejarlo rodeada de toda la familia pero, un año más, eso no ha sido posible. Eso sí, sin tarta no me quedo, y al menos he podido tener una minifiesta, que 50 años no se cumplen todos los años.
Para la ocasión he preparado una tarta Pink Velvet. Básicamente es como la red velvet pero sin el cacao.
El año pasado preparé la misma tarta pero en aquella ocasión, al estar en pleno confinamiento, no pude compartirla con la familia. La mandé al parque de bomberos al día siguiente que mi muchacho estaba de guardia.
Me gustó tanto el resultado que este año quise repetirla para la familia aunque haya tenido que llevarla a domicilio.
Para hacer este tipo de tartas sin agobios yo me organizo para hacerla en varios días. Dos días antes preparo los bizcochos y los conservo envueltos en papel film. También los podemos preparar antes y congelarlos. Luego los sacamos el día que vamos a montar la tarta una par de horas antes para que se descongelen a temperatura ambiente.
El segundo día preparo la crema y hago el montaje principal de la tarta, con la capa recoge migas y la capa final.
El mismo día que la voy a servir ultimo los detalles de la decoración.
De esta manera no me ando con prisas que no son muy buenas si queremos que nos quede una tarta bien bonita.
Para los bizcochos: (Todos a temperatura ambiente) (Para tres moldes de 15 cm).
- Dos huevos talla L.
- 250 gr. de azúcar.
- 120 ml. de aceite de girasol.
- 315 gr. de harina simple de trigo.
- 260 ml. de buttermilk (en su defecto podemos mezclar 250 ml. de leche entera templada con diez mililitros de limón. Removemos y dejamos reposar hasta que tenga aspecto de cortada).
- Un poco de colorante rosa en gel.
- Una cucharadita de vainilla.
- Una cucharadita de bicarbonato.
- Una cucharadita de vinagre de manzana o de vino blanco.
- 160 gr. de claras (Cuatro de huevos L).
- 300 gr. de azúcar.
- 400 gr. de mantequilla fría.
- 250 gr. de chocolate blanco.
- 8o gr. de chocolate blanco.
- 40 ml. de nata para montar.
- Colorante rosa.
- Sprinkles de colores (opcional).
- Suspiros o merengues secos de colores (opcional).
Ponemos el horno a calentar a 180º.
Preparamos tres moldes, engrasándolos y poniéndoles papel de horno en la base.
En un bol cascamos los huevos y los montamos con varillas eléctricas hasta que tripliquen su tamaño.
Una vez montados, añadimos el azúcar en forma de lluvia y seguimos batiendo.
Vertemos el aceite y seguimos batiendo ahora a velocidad baja. También añadimos la vainilla.
Añadimos el colorante en el buttermilk y removemos para que se disuelva. La cantidad de colorante dependerá de la intensidad de color que queramos. La que hice el año pasado me quedó más clarita pero este año quedó con un tono más subido.
Vamos añadiendo de forma alterna la harina y la buttermilk mientras mezclamos a velocidad baja. Primero añadimos un tercio de la harina, luego la mitad del buttermilk, otro tercio de harina, el resto de buttermilk y el resto del harina.
Terminamos de mezclar con varillas manuales para asegurarnos que no queda nada por integrar.
En un pequeño bol mezclamos el bicarbonato con el vinagre. Removemos bien y lo vertemos en la mezcla.
Mezclamos bien para que se reparta por toda la masa.
Repartimos la masa en los tres moldes intentando que quede la misma cantidad en cada uno.
Llevamos al horno y cocinamos entre 25 y 30 minutos, hasta que al pincharlos con un palo de brocheta salga limpio.
Mezclamos bien para que se reparta por toda la masa.
Sacamos y dejamos enfriar diez minutos.
Justo en el momento de sacarlos, si nos han hecho un poco de barriga, ayudados con una manopla de cocina y con suavidad vamos presionando para que se baje.
Pasados los diez minutos, los desmoldamos dándoles la vuelta, retiramos el papel y dejamos enfriar completamente.
Una vez fríos, los envolvemos en papel film y los reservamos a temperatura ambiente hasta que los vayamos a usar.
Vamos ahora con la crema de chocolate blanco.
En un bol bien limpio ponemos las claras con el azúcar. Llevamos a baño maría y, sin dejar de remover, dejamos hasta que veamos que se ha disuelto bien el azúcar. Para comprobarlo metemos dos dedos, los sacamos y los frotamos. Si no notamos granos de azúcar es que ya está listo.
Colamos la mezcla para eliminar cualquier impureza que haya quedado.
Lo montamos con varillas eléctricas a velocidad media.
Mientras, fundimos el chocolate al baño maría. Tenemos que tener en cuenta que cuando lo vayamos a usar esté a temperatura ambiente.
Una vez que tenemos el merengue montado podemos seguir con la crema.
Vamos añadiendo poco a poco la mantequilla, cortada en cubitos, mientras batimos a velocidad baja.
Una vez que la hayamos añadido toda, subimos a velocidad media alta hasta que tengamos una crema sedosa.
Puede ser que a mitad parezca que se ha cortado, pero no pasa nada, seguimos batiendo que se recupera.
Ahora añadimos el chocolate blanco derretido mientras batimos a velocidad baja. Al acabar de integrarlo, subimos la velocidad unos minutos para que termine de cremar.
Con los bizcochos y la crema preparada podemos montar nuestra tarta.
Ahora añadimos el chocolate blanco derretido mientras batimos a velocidad baja. Al acabar de integrarlo, subimos la velocidad unos minutos para que termine de cremar.
Manchamos con un poco de crema el plato de servir y colocamos el primer bizcocho.
Ponemos una capa de crema. Yo la pongo en una manga para que me sea más fácil.
Alisamos la crema con una espátula, también por los bordes.
Continuamos poniendo el otro bizcocho, otra capa de crema y el último bizcocho que colocaremos con la base hacia arriba.
Damos una capa fina de crema por toda la tarta y metemos al menos media hora en la nevera para que se endurezca.
Ahora damos una capa mucho más gruesa de crema y la alisamos con una espátula. Llevamos a la nevera para que se endurezca bien.
Para la decoración separamos el resto de la crema y la teñimos en dos tonos de rosa. Simplemente usamos unas gotas en una y un poco más en la otra. Mezclamos bien.
Hacemos dos líneas gruesas de crema partiendo de la base.
Con una espátula vamos alisando y dando vueltas para que las cremas se mezclen y suban hacia la parte superior. Rematamos los bordes superiores retirando el exceso y metemos nuevamente en la nevera.
Para el drip ponemos en un bol el chocolate y la nata y los derretimos al baño maría.
Añadimos un poco de colorante y mezclamos bien.
Ahora tenemos que dejar que se enfríe antes de verterlo en la tarta.
Una vez que esté a temperatura ambiente, lo vertemos primero por los bordes y luego por la parte superior de la tarta.
Metemos rápidamente en la nevera para que se solidifique y no siga goteando.
Para terminar la decoración yo coloqué unos pocos merengues secos y unos cuantos sprinkles de colores.
También podemos hacer unas pocas motas con la crema que nos ha quedado en la parte superior.
Y ya tenemos nuestra rica tarta preparada para celebrar la ocasión.
La conservaremos en la nevera pero antes de consumirla la sacaremos al menos una horita antes para que se atempere la crema.
Una tarta nacida para triunfar y para celebrar.
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2 No te cortes y deja tu comentario.
Lo primero, muy feliz cumpleaños, que sean muuuchos más.
ResponderEliminarLo siguiente... ¡pin ta za!, que maravilla y vaya currazo que seguro ha merecido la pena.
Un saludo.
Pues muchas felicidades por tu cumple y también por el trabajazo que a buen seguro a supuesto elaborar una tarta con una pinta tan extraordinaria como ésta. Que pena no poder hincarle el diente. Estás hecha toda una artistaza. Mi más sincera enhorabuena por la labor que haces en el blog. Muchas gracias.
ResponderEliminarMuchísimas gracias por dejar tu comentario.