Después de haber hecho este queque caí en la cuenta de que yo ya lo había hecho pero versionado. En concreto este es el Bizcocho de la señora Orlanda que, en esta ocasión, le vi a Bea, de I Love Bundt Cakes.
En mi caso, ya lo hice en marzo del 2012, ni más ni menos, pero con algunas variaciones. En aquella ocasión cambié un poco la receta original y lo hice de naranja y chocolate y lo cubrí de chocolate. Puedes verlo pinchando aquí. Además, casualmente, en este momento está en el top five de las recetas más vistas de mi blog así que por algo será.
Hoy les dejo la versión original que queda riquísimo y con un aroma anís increíble.
Eso sí, deben tener en cuenta que es un queque que no lleva mucha cantidad de grasa así que recomiendo que lo hagan el mismo día que lo vayan a consumir porque al día siguiente, aunque sigue estando rico, se queda un poco más seco.
- Cuatro huevos L.
- 250 gr. de azúcar.
- Ralladura de un limón.
- 100 ml. de licor de anís.
- 50 ml. de aceite de girasol.
- 250 ml. de leche.
- 400 gr. de harina.
- Un sobre de levadura tipo Royal.
- Azúcar glass y zumo de limón para el glaseado (opcional).
En un bol cascamos los huevos y echamos el azúcar.
Batimos bien con varillas eléctricas hasta que doblen su volumen.
Vertemos la mezcla en un molde, previamente engrasado, y le damos unos golpecitos sobre la encimera para eliminar las posibles burbujas.
Llevamos al horno y dejamos cocinar unos 50 minutos, hasta que al pincharlo con un palo de brocheta salga limpio.
Añadimos el aceite y el licor y seguimos batiendo. A partir de aquí a mí me gusta hacerlo con varillas manuales.
Vertemos también la leche y la ralladura de limón y seguimos mezclando.
Tamizamos la harina y la levadura pasándolas por un colador y mezclamos hasta que se integre, primero con varillas y luego con una espátula para asegurarnos que no queda nada sin integrar en el fondo del bol.
Sacamos y dejamos enfriar diez minutos sobre una rejilla.
Desmoldamos dándole la vuelta al molde y dejamos enfriar completamente sobre la rejilla.
Una vez frío podemos espolvorearlo con un poco de azúcar glass o, como en mi caso, hacerle un glaseado de limón.
Yo lo hago un poco a ojo. Pongo en un bol azúcar glass y voy añadiendo zumo de limón a poquitos y mezclando hasta encontrar la textura que quiero, que fluya un poco pero que tenga cuerpo.
Vertemos el glaseado sobre el bizcocho y ya lo tenemos listo para disfrutarlo.
Miren qué precioso color y que bonito le luce el glaseado.
Y miren el corte lo riquísimo que se ve.
Aquí, un poquito más de cerca, se aprecia mejor la textura.
Un bizcocho delicioso con una sabor y un olor increíbles.
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