Bueno, pues por aquí seguimos unas cuantas componentes del Desafío en la cocina que, a pesar de las vacaciones, hacemos algunos de los desafíos pasados, ya sea para conseguir algún comodín para el resto del año o por puro placer.
En mi caso he querido hacer una nueva versión de los Postres Neapolitan aunque también podría ser una nueva versión de las Tartas mousse.
Ya les aviso que no se dejen impresionar demasiado por el corte de la tarta porque en realidad es muchísimo más sencilla de lo que en principio pueda parecer. En cualquier caso, siempre podemos hacerla con las capas rectas y quedará igual de rica.
Es un poco entretenida, sí, pero cada uno de los pasos es muy sencillo y el conseguir la forma de las capas en oblicuo también. La idea la vi en un canal de Youtube que me tiene enganchada, aunque he hecho unas cuantas modificaciones en la receta sobre todo para adaptarla al molde.
Los ingredientes que usé fueron: (Para un molde de plumcake de 23x9 cm y 1,2 litros de capacidad)
Para la capa de mousse de fresa:
Ahora vamos con la primera capa, la de fresa.
Ponemos a hidratar la gelatina en agua durante unos cinco minutos.
Mientras se hidrata, en un bol ponemos el queso y lo batimos bien para que se quede cremoso. Lo podemos hacer perfectamente a mano.
Añadimos el azúcar y la pasta de fresa y mezclamos bien.
Si queremos subirle un poco el tono de color, añadimos una puntita de colorante rojo y mezclamos bien.
Escurrimos la gelatina y la ponemos en un bol. La derretimos en el microondas en 10 segundos.
La vertemos sobre la mezcla de queso y fresa y removemos bien.
En otro bol ponemos la nata y la montamos con varillas eléctricas. No es necesario que quede dura, semimontada nos bien mejor.
Añadimos, de dos veces, la nata al otro bol y mezclamos con movimientos envolventes hasta que la crema tenga un color uniforme.
Ahora viene el truco para conseguir las capas ladeadas.
Ponemos el molde sobre una bandeja y le ponemos por un lado algo que nos ayude a mantenerlo elevado y que quede firme. En mi caso utilicé unas tapas de unos herméticos.
Vertemos la crema en el molde y alisamos bien. Si se nos mancharan los laterales los limpiamos con un poco de papel de cocina.
Llevamos al congelador durante media hora.
Vamos ahora con la capa de gelatina de fresa.
En un calentador ponemos 200 ml. de agua y lo llevamos a hervir.
Añadimos la gelatina y removemos bien para que se disuelva.
Con el fuego ya apagado vertemos los otros 200 ml. de agua, ahora fría, y removemos bien.
Solamente utilizaremos 300 ml. de la gelatina, que es la capacidad de la capa. El resto lo podemos poner en un vasito para comerla en cualquier momento.
Retiramos con una cucharilla las burbujas que tenga en la superficie y dejamos que se enfríe, a temperatura ambiente.
Sacamos el molde del congelador y lo "bajamos" de las tapas, dejándolo recto.
Vertemos la gelatina sobre la crema de fresa, con cuidado.
Llevamos a la nevera y dejamos que se cuaje bien, al menos tres o cuatro horas.
Es el turno de la capa de vainilla, que se hace prácticamente igual que la de fresa.
Ponemos a hidratar la gelatina igual que antes.
Batimos bien el queso crema. Luego añadimos el azúcar, la vainilla y el zumo de limón y seguimos mezclando.
Diluimos la gelatina en el microondas, la añadimos a la mezcla y removemos bien.
Montamos la nata y la añadimos de dos veces al bol.
Mezclamos con movimientos envolventes hasta que esté homogéneo.
Volvemos a colocar el molde elevado con las tapas. Tenemos que tener la precaución de hacerlo para el mismo lado, así que recomiendo que hagan una marca al molde para saber por el lado que lo levantaron al principio.
Vertemos la mezcla de vainilla y alisamos bien. Limpiamos los bordes si se manchan y llevamos al congelador una media hora.
Para la capa de chocolate, ponemos a hidratar la gelatina.
En un calentador ponemos el chocolate troceado y la nata. Derretimos a fuego muy bajo o al baño maría.
Derretimos la gelatina en el microondas durante unos 8 segundos y la añadimos. Removemos bien.
En otro bol montamos la nata.
Sobre la nata vertemos la mezcla de chocolate e integramos bien.
Sacamos el molde del congelador, le quitamos los calzos para dejarlo recto y vertemos la crema de chocolate.
Llevamos al congelador durante una media hora.
Para la base, trituramos las galletas y le añadimos la mantequilla derretida. Mezclamos todo bien.
Repartimos la mezcla de galletas sobre la capa de chocolate y alisamos con una espátula.
Llevamos a la nevera, unas tres o cuatro horas aunque lo mejor es dejarla hasta el día siguiente.
Pasado el tiempo, desmoldamos la tarta dándole la vuelta sobre el plato de servirla. Pasen primero una espátula por los laterales por si se queda algún rincón pegado, si tocar la crema, es decir, entre el papel y el molde.
Retiramos el papel de los laterales y la parte superior y ya la tenemos lista.
La dejamos en la nevera hasta el momento de servirla.
El efecto que se logra con los calzos resulta muy bonito.
Miren aún más de cerca lo bonita que luce.
Una tarta de sabores clásicos con una presentación muy llamativa.
En mi caso he querido hacer una nueva versión de los Postres Neapolitan aunque también podría ser una nueva versión de las Tartas mousse.
Ya les aviso que no se dejen impresionar demasiado por el corte de la tarta porque en realidad es muchísimo más sencilla de lo que en principio pueda parecer. En cualquier caso, siempre podemos hacerla con las capas rectas y quedará igual de rica.
Es un poco entretenida, sí, pero cada uno de los pasos es muy sencillo y el conseguir la forma de las capas en oblicuo también. La idea la vi en un canal de Youtube que me tiene enganchada, aunque he hecho unas cuantas modificaciones en la receta sobre todo para adaptarla al molde.
Los ingredientes que usé fueron: (Para un molde de plumcake de 23x9 cm y 1,2 litros de capacidad)
Para la capa de mousse de fresa:
- Dos hojas de gelatina neutra.
- 150 gr. de queso crema.
- 30 gr. de azúcar.
- 100 ml. de nata para motar bien fría.
- 15 gr. de pasta de fresa. (La puedes comprar en La cocinita cupcakes)
- Un poco de colorante rojo (opcional)
- Un sobre de gelatina de fresa (Usé de la marca Royal).
- 400 ml. de agua (Aunque el fabricante indica 500 ml. en total yo he reducido la cantidad para que nos quede un poco más consitente).
- Dos hojas de gelatina neutra.
- 150 gr. de queso crema.
- 30 gr. de azúcar.
- 100 ml. de nata para montar bien fría.
- Media cucharadita de vainilla en pasta.
- Un chorrito de zumo de limón.
- 100 gr. de chocolate para fundir.
- 65 gr. de nata para montar (para fundir con el chocolate).
- Una hoja y media de gelatina.
- 50 gr. de nata para montar bien fría.
- 120 gr. de galletas tipo digestive.
- 60 gr. de mantequilla.
Ahora vamos con la primera capa, la de fresa.
Ponemos a hidratar la gelatina en agua durante unos cinco minutos.
Mientras se hidrata, en un bol ponemos el queso y lo batimos bien para que se quede cremoso. Lo podemos hacer perfectamente a mano.
Añadimos el azúcar y la pasta de fresa y mezclamos bien.
Si queremos subirle un poco el tono de color, añadimos una puntita de colorante rojo y mezclamos bien.
Escurrimos la gelatina y la ponemos en un bol. La derretimos en el microondas en 10 segundos.
La vertemos sobre la mezcla de queso y fresa y removemos bien.
En otro bol ponemos la nata y la montamos con varillas eléctricas. No es necesario que quede dura, semimontada nos bien mejor.
Añadimos, de dos veces, la nata al otro bol y mezclamos con movimientos envolventes hasta que la crema tenga un color uniforme.
Ahora viene el truco para conseguir las capas ladeadas.
Ponemos el molde sobre una bandeja y le ponemos por un lado algo que nos ayude a mantenerlo elevado y que quede firme. En mi caso utilicé unas tapas de unos herméticos.
Vertemos la crema en el molde y alisamos bien. Si se nos mancharan los laterales los limpiamos con un poco de papel de cocina.
Llevamos al congelador durante media hora.
Vamos ahora con la capa de gelatina de fresa.
En un calentador ponemos 200 ml. de agua y lo llevamos a hervir.
Añadimos la gelatina y removemos bien para que se disuelva.
Con el fuego ya apagado vertemos los otros 200 ml. de agua, ahora fría, y removemos bien.
Solamente utilizaremos 300 ml. de la gelatina, que es la capacidad de la capa. El resto lo podemos poner en un vasito para comerla en cualquier momento.
Retiramos con una cucharilla las burbujas que tenga en la superficie y dejamos que se enfríe, a temperatura ambiente.
Sacamos el molde del congelador y lo "bajamos" de las tapas, dejándolo recto.
Vertemos la gelatina sobre la crema de fresa, con cuidado.
Llevamos a la nevera y dejamos que se cuaje bien, al menos tres o cuatro horas.
Es el turno de la capa de vainilla, que se hace prácticamente igual que la de fresa.
Ponemos a hidratar la gelatina igual que antes.
Batimos bien el queso crema. Luego añadimos el azúcar, la vainilla y el zumo de limón y seguimos mezclando.
Diluimos la gelatina en el microondas, la añadimos a la mezcla y removemos bien.
Montamos la nata y la añadimos de dos veces al bol.
Mezclamos con movimientos envolventes hasta que esté homogéneo.
Volvemos a colocar el molde elevado con las tapas. Tenemos que tener la precaución de hacerlo para el mismo lado, así que recomiendo que hagan una marca al molde para saber por el lado que lo levantaron al principio.
Vertemos la mezcla de vainilla y alisamos bien. Limpiamos los bordes si se manchan y llevamos al congelador una media hora.
Para la capa de chocolate, ponemos a hidratar la gelatina.
En un calentador ponemos el chocolate troceado y la nata. Derretimos a fuego muy bajo o al baño maría.
Derretimos la gelatina en el microondas durante unos 8 segundos y la añadimos. Removemos bien.
En otro bol montamos la nata.
Sobre la nata vertemos la mezcla de chocolate e integramos bien.
Sacamos el molde del congelador, le quitamos los calzos para dejarlo recto y vertemos la crema de chocolate.
Llevamos al congelador durante una media hora.
Para la base, trituramos las galletas y le añadimos la mantequilla derretida. Mezclamos todo bien.
Repartimos la mezcla de galletas sobre la capa de chocolate y alisamos con una espátula.
Llevamos a la nevera, unas tres o cuatro horas aunque lo mejor es dejarla hasta el día siguiente.
Pasado el tiempo, desmoldamos la tarta dándole la vuelta sobre el plato de servirla. Pasen primero una espátula por los laterales por si se queda algún rincón pegado, si tocar la crema, es decir, entre el papel y el molde.
Retiramos el papel de los laterales y la parte superior y ya la tenemos lista.
La dejamos en la nevera hasta el momento de servirla.
El efecto que se logra con los calzos resulta muy bonito.
Miren aún más de cerca lo bonita que luce.
Una tarta de sabores clásicos con una presentación muy llamativa.