Hoy 30 de mayo celebramos el Día de Canarias y, como suele siendo habitual en este blog, este día me gusta compartirles un postre con sabor canario.
Normalmente no hago postres tradicionales sino que cojo una receta clásica y la elaboro con productos canarios, consiguiendo así postres nuevos.
En este caso me he decidido por una charlota. Lleva un bizcocho de gofio en la base y en los laterales, una mousse de suspiros de Moya, rellena de una crema de chocolate y, para rematar, unos ricos suspiros de gofio.
El resultado, un postre delicioso y ligero para disfrutar a cada bocado.
Los ingredientes que usé fueron: (Usé un molde de 16 cm. pero con la altura que tiene se puede hacer en uno de 18 e incluso de 20. Quedará un poco más bajo pero seguirá quedando bien).
Para el bizcocho de gofio:
Preparamos dos bandejas planas forradas con papel y ponemos el horno a calentar a 190º.
En un bol ponemos las claras de los tres huevos con la pizca de sal y vamos montando con varillas. Cuando empiecen a estar espumosas, añadimos 25 gr. de azúcar y seguimos batiendo hasta que tengamos un merengue firme. Reservamos.
En otro bol ponemos las yemas con el resto del azúcar y batimos hasta que clareen un poco.
Vamos añadiendo las claras poco a poco (yo lo hago de tres veces) y las vamos integrando con suavidad para que no se bajen.
Tamizamos el harina y el gofio sobre la mezcla e integramos suavemente.
Metemos la mezcla en una manga con boquilla redonda.
En una de las bandejas dibujamos un círculo de masa (mayor que el molde que vamos a usar) y lo espolvoreamos con azúcar glass.
Llevamos al horno y cocinamos unos 8-9 minutos, hasta que veamos que está doradito. Sacamos, dejamos enfriar un minuto sobre la bandeja y luego trasladamos a una rejilla para que enfríe completamente.
En la otra bandeja dibujamos líneas en diagonal. Hacemos una primera línea central que nos sirva de guía y luego continuamos con el resto. Espolvoreamos con azúcar glass, horneamos y sacamos, igual que el círculo.
No se preocupen si no les da para completar la bandeja que luego lo recortaremos.
Ponemos sobre el círculo el molde que vamos a usar y recortamos el excedente. Luego tendremos que recortarlo un poco más.
De la plancha recortaremos tiras de 5 cm. de largo.
Forramos el contorno del molde con las tiras de bizcocho y en el fondo pondremos la base circular, a la que tendremos que cortar un poco más para ajustarla. Reservamos.
Vamos ahora a preparar el relleno de chocolate.
Preparamos un molde menor que el que usamos para el exterior (en este caso de 12 cm), cubriendo la base con papel film sujeto con un elástico y lo apoyamos en un plato.
Ponemos a hidratar la hoja de gelatina.
Derretimos el chocolate y 25 gr. de nata en el microondas, en intervalos cortos de tiempo. Una vez derretido, añadimos la gelatina escurrida y removemos bien.
En otro bol montamos los 75 gr. nata restantes, sin necesidad de que llegue a estar firme del todo. Añadimos la mezcla de chocolate derretida y removemos para que se mezcle bien.
Vertemos en el molde y llevamos al congelador al menos una hora para que se quede bien firme. (Este paso se puede hacer el día anterior y así cuando lo vayamos a manipular estará bien congelado).
Vamos ahora con la mousse. Aquí les pongo una foto de los suspiros de Moya por si no los conocen.
Ponemos a hidratar la gelatina en agua, al menos diez minutos.
Calentamos la leche sin que llegue a hervir, añadimos la gelatina y removemos para que se disuelva.
Por otro lado, trituramos los suspiros hasta que los reduzcamos a polvo.
En un bol ponemos las claras y las montamos a punto de nieve firme.
En otro bol ponemos la nata y la montamos también.
En un tercer bol, más amplio porque será donde añadiremos todo, ponemos la leche condensada con la leche con gelatina y mezclamos bien.
Añadimos las claras, en dos o tres veces, y las integramos con suavidad.
Ahora añadimos la nata, de dos veces. Echamos una primera parte e integramos. Añadimos el resto, junto con el polvo de los suspiros, y terminamos de integrar.
Vertemos un poco de la mousse sobre la base de bizcocho y llevamos 15 minutos al congelador.
Desmoldamos el relleno de chocolate, ayudándonos de una espátula.
Como vi que la charlota iba a quedar bien alta, cubrí los lados con unas tiras de acetato (junté dos tiras con cinta adhesiva).
Colocamos sobre la mousse que habíamos puesto, centrado, el relleno de chocolate.
Vertemos el resto de la mousse y meneamos para que se quede nivelada.
Metemos en la nevera al menos seis horas, aunque yo prefiero dejarla toda la noche.
Una vez cuajada, desmoldamos y retiramos con cuidado las tiras de acetato.
Decoramos con unos pocos suspiros de gofio y ya la tenemos lista para disfrutarla.
Queda con una presencia increíble.
Miren de cerquita como luce el bizcocho, la mousse y los ricos suspiros.
Y este es el corte, con esa sorpresa de chocolate en el interior.
Un clásico de la repostería con sabor canario, una buena forma de desearles un ¡Feliz Día de Canarias!.
Normalmente no hago postres tradicionales sino que cojo una receta clásica y la elaboro con productos canarios, consiguiendo así postres nuevos.
En este caso me he decidido por una charlota. Lleva un bizcocho de gofio en la base y en los laterales, una mousse de suspiros de Moya, rellena de una crema de chocolate y, para rematar, unos ricos suspiros de gofio.
El resultado, un postre delicioso y ligero para disfrutar a cada bocado.
Los ingredientes que usé fueron: (Usé un molde de 16 cm. pero con la altura que tiene se puede hacer en uno de 18 e incluso de 20. Quedará un poco más bajo pero seguirá quedando bien).
Para el bizcocho de gofio:
- Tres huevos talla L a temperatura ambiente.
- 75 gr. de azúcar.
- 40 gr. de harina.
- 35 gr. de gofio. (de millo uso yo).
- Una pizca de sal.
- Azúcar glass para espolvorear.
- 160 gr. de leche condensada.
- 80 gr. de leche.
- Dos claras de huevo a temperatura ambiente.
- 300 ml. de nata para montar bien fría.
- 50 gr. de suspiros de Moya.
- Cuatro hojas y media de gelatina neutra (yo sólo puse tres y media y creo que con una hoja más quedará aún mejor).
- 75 gr. de chocolate para fundir.
- 100 gr. de nata para montar.
- Una hoja de gelatina neutra.
- Suspiros de gofio (Pincha aquí para ver la receta).
Preparamos dos bandejas planas forradas con papel y ponemos el horno a calentar a 190º.
En un bol ponemos las claras de los tres huevos con la pizca de sal y vamos montando con varillas. Cuando empiecen a estar espumosas, añadimos 25 gr. de azúcar y seguimos batiendo hasta que tengamos un merengue firme. Reservamos.
En otro bol ponemos las yemas con el resto del azúcar y batimos hasta que clareen un poco.
Vamos añadiendo las claras poco a poco (yo lo hago de tres veces) y las vamos integrando con suavidad para que no se bajen.
Tamizamos el harina y el gofio sobre la mezcla e integramos suavemente.
Metemos la mezcla en una manga con boquilla redonda.
En una de las bandejas dibujamos un círculo de masa (mayor que el molde que vamos a usar) y lo espolvoreamos con azúcar glass.
Llevamos al horno y cocinamos unos 8-9 minutos, hasta que veamos que está doradito. Sacamos, dejamos enfriar un minuto sobre la bandeja y luego trasladamos a una rejilla para que enfríe completamente.
En la otra bandeja dibujamos líneas en diagonal. Hacemos una primera línea central que nos sirva de guía y luego continuamos con el resto. Espolvoreamos con azúcar glass, horneamos y sacamos, igual que el círculo.
No se preocupen si no les da para completar la bandeja que luego lo recortaremos.
Ponemos sobre el círculo el molde que vamos a usar y recortamos el excedente. Luego tendremos que recortarlo un poco más.
De la plancha recortaremos tiras de 5 cm. de largo.
Forramos el contorno del molde con las tiras de bizcocho y en el fondo pondremos la base circular, a la que tendremos que cortar un poco más para ajustarla. Reservamos.
Vamos ahora a preparar el relleno de chocolate.
Preparamos un molde menor que el que usamos para el exterior (en este caso de 12 cm), cubriendo la base con papel film sujeto con un elástico y lo apoyamos en un plato.
Ponemos a hidratar la hoja de gelatina.
Derretimos el chocolate y 25 gr. de nata en el microondas, en intervalos cortos de tiempo. Una vez derretido, añadimos la gelatina escurrida y removemos bien.
En otro bol montamos los 75 gr. nata restantes, sin necesidad de que llegue a estar firme del todo. Añadimos la mezcla de chocolate derretida y removemos para que se mezcle bien.
Vertemos en el molde y llevamos al congelador al menos una hora para que se quede bien firme. (Este paso se puede hacer el día anterior y así cuando lo vayamos a manipular estará bien congelado).
Vamos ahora con la mousse. Aquí les pongo una foto de los suspiros de Moya por si no los conocen.
Ponemos a hidratar la gelatina en agua, al menos diez minutos.
Calentamos la leche sin que llegue a hervir, añadimos la gelatina y removemos para que se disuelva.
Por otro lado, trituramos los suspiros hasta que los reduzcamos a polvo.
En un bol ponemos las claras y las montamos a punto de nieve firme.
En otro bol ponemos la nata y la montamos también.
En un tercer bol, más amplio porque será donde añadiremos todo, ponemos la leche condensada con la leche con gelatina y mezclamos bien.
Añadimos las claras, en dos o tres veces, y las integramos con suavidad.
Ahora añadimos la nata, de dos veces. Echamos una primera parte e integramos. Añadimos el resto, junto con el polvo de los suspiros, y terminamos de integrar.
Vertemos un poco de la mousse sobre la base de bizcocho y llevamos 15 minutos al congelador.
Desmoldamos el relleno de chocolate, ayudándonos de una espátula.
Como vi que la charlota iba a quedar bien alta, cubrí los lados con unas tiras de acetato (junté dos tiras con cinta adhesiva).
Colocamos sobre la mousse que habíamos puesto, centrado, el relleno de chocolate.
Vertemos el resto de la mousse y meneamos para que se quede nivelada.
Metemos en la nevera al menos seis horas, aunque yo prefiero dejarla toda la noche.
Decoramos con unos pocos suspiros de gofio y ya la tenemos lista para disfrutarla.
Queda con una presencia increíble.
Miren de cerquita como luce el bizcocho, la mousse y los ricos suspiros.
Y este es el corte, con esa sorpresa de chocolate en el interior.
Un clásico de la repostería con sabor canario, una buena forma de desearles un ¡Feliz Día de Canarias!.