Siempre me gusta tener en el congelador alguna lámina de hojaldre. Con ellas puedo preparar algún dulce rápido o, como en el caso de hoy, un plato salado estupendo.
Con pocos ingredientes nos queda una tartaleta deliciosa. En nuestro caso, acompañada de unos filetes de pescado a la plancha nos sirvió para el almuerzo.
Los ingredientes que usé fueron: (No pongo cantidades porque dependerá del tamaño que la hagamos.)
Ponemos el horno a calentar a 200º.
Cortamos tanto el calabacín como el tomate en rodajas bien finas. Si usas una mandolina muchísimo mejor y más sencillo.
Colocamos la lámina de hojaldre en el molde sin estirarla. La vamos acomodando al molde y recortamos los sobrantes.
Pinchamos toda la base de la tartaleta con un tenedor.
Pintamos una fina capa de tomate frito en la base.
Ahora iremos colocando las láminas de calabacín y de tomate alternándolas y montándolas unas sobre otras.
De esta manera nos quedaría completa.
Ponemos un poco de sal, un poco de pimienta negra y un poco de orégano espolvoreado.
Regamos con un hilillo de aceite de oliva.
Llevamos al horno y dejamos cocinar hasta que veamos que están los bordes doraditos, unos 25 minutos.
Dejamos que se tibie un poco antes de desmoldarla.
La podemos comer tanto caliente como fría. De las dos formas está muy rica.
Miren de cerquita esas capas de tomate y calabacín como lucen.
Un plato estupendo sin apenas esfuerzo.
Con pocos ingredientes nos queda una tartaleta deliciosa. En nuestro caso, acompañada de unos filetes de pescado a la plancha nos sirvió para el almuerzo.
Los ingredientes que usé fueron: (No pongo cantidades porque dependerá del tamaño que la hagamos.)
- Una lámina de hojaldre.
- Calabacín.
- Tomate maduro pero bien firme.
- Tomate frito.
- Sal.
- Pimienta.
- Orégano.
- Aceite de oliva.
Ponemos el horno a calentar a 200º.
Cortamos tanto el calabacín como el tomate en rodajas bien finas. Si usas una mandolina muchísimo mejor y más sencillo.
Colocamos la lámina de hojaldre en el molde sin estirarla. La vamos acomodando al molde y recortamos los sobrantes.
Pinchamos toda la base de la tartaleta con un tenedor.
Pintamos una fina capa de tomate frito en la base.
Ahora iremos colocando las láminas de calabacín y de tomate alternándolas y montándolas unas sobre otras.
De esta manera nos quedaría completa.
Ponemos un poco de sal, un poco de pimienta negra y un poco de orégano espolvoreado.
Regamos con un hilillo de aceite de oliva.
Llevamos al horno y dejamos cocinar hasta que veamos que están los bordes doraditos, unos 25 minutos.
Dejamos que se tibie un poco antes de desmoldarla.
La podemos comer tanto caliente como fría. De las dos formas está muy rica.
Miren de cerquita esas capas de tomate y calabacín como lucen.
Un plato estupendo sin apenas esfuerzo.