CASTAGNOLE DE YOGUR AL LIMONCELO
viernes, febrero 22, 2019
Estamos de lleno metidos ya en Carnaval y es por eso que les traigo este dulce. Forma parte de la tradición italiana y se suelen consumir precisamente en estas fechas.
Se parecen bastante a los bollitos fritos que tenemos por aquí aunque, eso sí, en tamaño de bocado. Eso los hace bastante "peligrosos" porque están tan ricos que puedes acabar comiéndolos como pipas.
Si tengo que ponerles una pega es precisamente el hecho de que sean fritos. No me gusta nada freír pero, por una vez y viendo el resultado, merece la pena hacer el esfuerzo.
Los ingredientes que usé fueron:
Mezclamos bien y hacemos un hueco en el centro.
Añadimos el huevo y vamos mezclando con una cuchara.
Una vez integrado el huevo, añadimos el yogur y el limoncelo.
Seguimos mezclando hasta que consigamos una masa sin grumos.
Es posible que necesite alguna cucharada de harina de más. La masa es un poco pegajosa pero bastante manejable.
Nos engrasamos un poco las manos y vamos cogiendo pequeñas porciones de masa. Les damos forma de bolas y las dejamos en una bandeja, que previamente habremos espolvoreado con un poco de harina.
Ponemos en un calentador aceite suficiente para que los castagnole queden totalmente sumergidos.
La ponemos a calentar.
Una vez que el aceite esté caliente vamos friendo los castagnole, cinco o seis a la vez, hasta que estén dorados.
Los vamos moviendo un poco con una espumadera para que se doren por todos los lados.
Es importante que no los friamos a una temperatura muy alta porque corremos el riesgo de que se doren por fuera y queden crudos por dentro.
En mi caso calenté el aceite y luego bajé el fuego al seis para freírlos.
Una vez que estén dorados, los vamos sacando y los ponemos en un plato con papel de cocina para que escurran el exceso de aceite.
Cuando estén fríos los espolvoreamos con azúcar glass.
Y ya tenemos los ricos castagnoles listos para disfrutarlos.
Me encanta el color doradito que cogen.
Y miren el interior. Realmente irresistibles.
Son estupendos para acompañar un café o un chocolate calentito.
Se parecen bastante a los bollitos fritos que tenemos por aquí aunque, eso sí, en tamaño de bocado. Eso los hace bastante "peligrosos" porque están tan ricos que puedes acabar comiéndolos como pipas.
Si tengo que ponerles una pega es precisamente el hecho de que sean fritos. No me gusta nada freír pero, por una vez y viendo el resultado, merece la pena hacer el esfuerzo.
Los ingredientes que usé fueron:
- 200 gr. de harina. (Quizás necesites alguna cucharada más).
- Una pizca de sal.
- Una cucharadita de levadura tipo Royal.
- 40 gr. de azúcar.
- La ralladura de un limón.
- 50 gr. de yogur natural sin azucarar a temperatura ambiente.
- Un huevo talla L a temperatura ambiente.
- Una cucharada de limoncelo.
- Aceite de girasol para freír.
- Azúcar glass para espolvorear.
Mezclamos bien y hacemos un hueco en el centro.
Añadimos el huevo y vamos mezclando con una cuchara.
Una vez integrado el huevo, añadimos el yogur y el limoncelo.
Seguimos mezclando hasta que consigamos una masa sin grumos.
Es posible que necesite alguna cucharada de harina de más. La masa es un poco pegajosa pero bastante manejable.
Nos engrasamos un poco las manos y vamos cogiendo pequeñas porciones de masa. Les damos forma de bolas y las dejamos en una bandeja, que previamente habremos espolvoreado con un poco de harina.
Ponemos en un calentador aceite suficiente para que los castagnole queden totalmente sumergidos.
La ponemos a calentar.
Una vez que el aceite esté caliente vamos friendo los castagnole, cinco o seis a la vez, hasta que estén dorados.
Los vamos moviendo un poco con una espumadera para que se doren por todos los lados.
Es importante que no los friamos a una temperatura muy alta porque corremos el riesgo de que se doren por fuera y queden crudos por dentro.
En mi caso calenté el aceite y luego bajé el fuego al seis para freírlos.
Una vez que estén dorados, los vamos sacando y los ponemos en un plato con papel de cocina para que escurran el exceso de aceite.
Cuando estén fríos los espolvoreamos con azúcar glass.
Y ya tenemos los ricos castagnoles listos para disfrutarlos.
Me encanta el color doradito que cogen.
Y miren el interior. Realmente irresistibles.
Son estupendos para acompañar un café o un chocolate calentito.
1 No te cortes y deja tu comentario.
Me encantaaann. Probé una vez una receta y me gustaron muchísimo, me apunto estos también guapa
ResponderEliminarMuchísimas gracias por dejar tu comentario.