Yo les garantizo que no, en absoluto. El "secreto" está es ir buscando diferentes alternativas a la hora de cocinarlas.
De esa manera incluso conseguimos comer verduras que en principio no nos apasionan demasiado pero que, cocinadas y condimentadas de una manera concreta, quedan deliciosas.
En este caso la verdura elegida es la coliflor, que no es precisamente de mis favoritas.
La forma de cocción, el horno.
Con un condimento sencillo conseguimos que nos quede riquísima y que nos sirva como guarnición de un filete de carne o pescado.
Los ingredientes que usé fueron:
- Una coliflor (la mía era medianita).
- Tres o cuatro cucharadas de aceite de oliva.
- 75 gr. de pan rallado.
- Dos o tres cucharadas colmadas de queso parmesano rallado.
- Una cucharadita de ajo en polvo.
- Una cucharadita de sal.
Lavamos la coliflor y le separamos los ramilletes.
Removemos un poco la coliflor y le damos cinco minutos más.
Sacamos y dejamos que temple un poco.
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