TARTA DE FRESAS Y YOGUR
viernes, junio 15, 2018
Esta fue una de las primeras tartas que publiqué en el blog. Pero en aquella ocasión no puse las fotos del paso a paso, que es una de las características que tiene este blog. Además, tampoco puse una foto de la tarta completa.
Para mí, hay dos cosas fundamentales que me dan confianza para decidirme a hacer una tarta que veo en la red: que haya una foto de la tarta completa y que haya una foto del corte. No sé si es una manía mía pero tengo que ver exactamente qué es lo que voy a hacer y cómo se supone que va a quedar.
Aquella vez hice la tarta para un molde de 23 cm. Hoy la traigo en formato más pequeño, para un molde de 20 cm. Además he utilizado un molde de silicona. El único "inconveniente" que le veo es que hay que congelarla para luego poderla desmoldar. Si la hacen con una aro desmontable no es necesario congelarla. Con dejarla cuajar en la nevera durante al menos seis horas es más que suficiente.
Si quieren ver cómo quedó la otra vez o quieren ver las cantidades para hacerla más grande pinchen aquí.
Los ingredientes que usé fueron:
Para la base:
La dejamos enfriar sobre una rejilla.
Para la tarta, ponemos a hidratar las hojas de gelatina en agua, durante al menos cinco minutos.
Mientras ponemos las fresas, lavadas y troceadas, en el vaso de la batidora junto con el zumo de limón.
Las trituramos hasta reducirlas a puré.
Calentamos la leche, sin que llegue a hervir, y añadimos la gelatina escurrida.
Removemos con varillas para que se disuelva bien.
En un bol ponemos los yogures, el azúcar, el puré de fresas y la leche con gelatina.
Trituramos con el brazo de la batidora para que quede uniforme.
En otro bol, montamos la nata bien firme.
Vertemos la nata sobre la crema anterior.
Mezclamos, con movimientos envolventes, hasta que esté todo integrado y la mezcla tenga un color uniforme.
Vertemos la mezcla en el molde y llevamos al congelador media hora.
Sacamos la tarta del congelador, colocamos la base de galleta sobre la masa y lo volvemos a meter, mejor toda la noche. ( Si lo hacen en un molde desmontable no es necesario congelarla).
Al día siguiente desmoldamos la tarta y la colocamos en el plato de servir. La dejamos en la nevera para que se descongele lentamente. ( Si tienen previsto comerla al medio día recomiendo sacarla por la mañana para que le de tiempo a descongelar).
En mi caso, opté por una decoración sencilla. Puse un poco de mermelada de fresas en los círculos centrales de la tarta y coloqué unas pocas fresas sobre ella.
Es una tarta fresquita y ligera, ideal para tomar de postre después del almuerzo.
Y esta es la foto del corte, aunque en este caso, aún estaba un poco congelada cuando la fotografié porque no quería molestar a mis comensales a la hora del postre.
Una tarta deliciosa.
Para mí, hay dos cosas fundamentales que me dan confianza para decidirme a hacer una tarta que veo en la red: que haya una foto de la tarta completa y que haya una foto del corte. No sé si es una manía mía pero tengo que ver exactamente qué es lo que voy a hacer y cómo se supone que va a quedar.
Aquella vez hice la tarta para un molde de 23 cm. Hoy la traigo en formato más pequeño, para un molde de 20 cm. Además he utilizado un molde de silicona. El único "inconveniente" que le veo es que hay que congelarla para luego poderla desmoldar. Si la hacen con una aro desmontable no es necesario congelarla. Con dejarla cuajar en la nevera durante al menos seis horas es más que suficiente.
Si quieren ver cómo quedó la otra vez o quieren ver las cantidades para hacerla más grande pinchen aquí.
Los ingredientes que usé fueron:
Para la base:
- Utilicé la misma receta que la que utilicé para la Tarta Adikosh, de hecho la hice con los recortes. Si lo prefieren pueden hacer una base de galletas y mantequilla.
- Cuatro yogures naturales. (De 125 gr. cada uno, un total de 500 gr. de yogur).
- 100 gr. de azúcar.
- 200 ml. de nata para montar bien fría.
- Seis hojas de gelatina (10 gr.).
- Medio vaso de leche.
- Un chorro de zumo de limón.
- 150 gr. de fresas más unas pocas para decorar.
La dejamos enfriar sobre una rejilla.
Para la tarta, ponemos a hidratar las hojas de gelatina en agua, durante al menos cinco minutos.
Mientras ponemos las fresas, lavadas y troceadas, en el vaso de la batidora junto con el zumo de limón.
Las trituramos hasta reducirlas a puré.
Calentamos la leche, sin que llegue a hervir, y añadimos la gelatina escurrida.
Removemos con varillas para que se disuelva bien.
En un bol ponemos los yogures, el azúcar, el puré de fresas y la leche con gelatina.
Trituramos con el brazo de la batidora para que quede uniforme.
En otro bol, montamos la nata bien firme.
Vertemos la nata sobre la crema anterior.
Mezclamos, con movimientos envolventes, hasta que esté todo integrado y la mezcla tenga un color uniforme.
Vertemos la mezcla en el molde y llevamos al congelador media hora.
Sacamos la tarta del congelador, colocamos la base de galleta sobre la masa y lo volvemos a meter, mejor toda la noche. ( Si lo hacen en un molde desmontable no es necesario congelarla).
Al día siguiente desmoldamos la tarta y la colocamos en el plato de servir. La dejamos en la nevera para que se descongele lentamente. ( Si tienen previsto comerla al medio día recomiendo sacarla por la mañana para que le de tiempo a descongelar).
En mi caso, opté por una decoración sencilla. Puse un poco de mermelada de fresas en los círculos centrales de la tarta y coloqué unas pocas fresas sobre ella.
Es una tarta fresquita y ligera, ideal para tomar de postre después del almuerzo.
Y esta es la foto del corte, aunque en este caso, aún estaba un poco congelada cuando la fotografié porque no quería molestar a mis comensales a la hora del postre.
Una tarta deliciosa.
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