Hasta ahora, todos los intentos que había hecho de pan de molde, habían salido "comestibles" pero no como yo quería.
Pon fin he conseguido un pan de molde riquísimo que además es muy facilito de hacer. No lleva demasiado amasado. De hecho lo he elaborado sin utilizar ninguna amasadora.
He mezclado para hacerlo harina de fuerza y harina integral de espelta a partes iguales. Las veces que he puesto sólo harina integral ha quedado un pan demasiado denso y seco para mi gusto.
Los ingredientes que usé fueron:
Ponemos los dos tipos de harina en un bol junto con la sal.
Removemos bien y hacemos un hueco en el centro.
Echamos en el hueco la mezcla de leche y agua y la mantequilla derretida.
Mezclamos con una cuchara de palo. Tapamos con un trapo y dejamos reposar 15 minutos.
Sacamos la masa del bol y amasamos hasta que tengamos una masa lisa y tersa. No nos llevará mucho tiempo. Formamos una bola con la masa.
Colocamos la masa en el bol y la tapamos con un trapo.
La dejamos levar unas dos horas, dos horas y media, hasta que doble su volumen.
Pasado el levado, en el mismo bol, con las manos, apretamos la masa para desgasificarla.
La sacamos a la encimera y la estiramos del ancho del molde pero más larga.
Doblamos la mitad de la masa hacia el centro y apretamos con los dedos.
Doblamos la otra mitad de masa hacia el centro y volvemos a apretar.
Volvemos a hacer la misma operación. Doblamos cada lado hacia el centro y apretamos.
Lo hacemos una tercera vez y unimos apretando con los dedos.
Ponemos la masa en un molde de plumcake, previamente engrasado, con las uniones hacia abajo.
Cubrimos con papel film engrasado y dejamos levar.
En este caso en unos 45 minutos ya habrá doblado su volumen.
Ponemos a calentar el horno a 210º.
Pintamos el pan con un poco de agua, ayudados de una brocha de silicona.
Metemos al horno durante 30 minutos. Si vemos que se nos dora demasiado, le ponemos un poco de papel de aluminio por arriba hasta que acabe el tiempo.
Sacamos y dejamos en una rejilla.
Con cuidado de no quemarnos, lo desmoldamos y lo dejamos enfriar completamente.
Al no tratarse de un pan industrial no se mantendrá fresco muchos días, así que lo que no consumamos en el día, lo cortamos en rebanadas, las envolvemos en papel film y las congelamos.
Cuando las necesitemos, las sacamos un rato antes o las podemos poner directamente en la tostadora o la sartén.
Miren que aspecto más rico tiene, con esa miga estupenda.
Está genial tanto para preparar sandwiches como para las tostadas del desayuno.
Es una gozada disfrutar de tu propio pan en casa, créanme.
Pon fin he conseguido un pan de molde riquísimo que además es muy facilito de hacer. No lleva demasiado amasado. De hecho lo he elaborado sin utilizar ninguna amasadora.
He mezclado para hacerlo harina de fuerza y harina integral de espelta a partes iguales. Las veces que he puesto sólo harina integral ha quedado un pan demasiado denso y seco para mi gusto.
Los ingredientes que usé fueron:
- 300 gr. de harina de fuerza.
- 300 gr. de harina integral de espelta.
- 180 ml. de agua.
- 180 ml. de leche (yo uso desnatada).
- 60 gr. de mantequilla derretida.
- 30 gr. de azúcar.
- 12 gr. de sal.
- 20 gr. de levadura fresca de panadería.
Ponemos los dos tipos de harina en un bol junto con la sal.
Removemos bien y hacemos un hueco en el centro.
Echamos en el hueco la mezcla de leche y agua y la mantequilla derretida.
Mezclamos con una cuchara de palo. Tapamos con un trapo y dejamos reposar 15 minutos.
Sacamos la masa del bol y amasamos hasta que tengamos una masa lisa y tersa. No nos llevará mucho tiempo. Formamos una bola con la masa.
Colocamos la masa en el bol y la tapamos con un trapo.
La dejamos levar unas dos horas, dos horas y media, hasta que doble su volumen.
Pasado el levado, en el mismo bol, con las manos, apretamos la masa para desgasificarla.
La sacamos a la encimera y la estiramos del ancho del molde pero más larga.
Doblamos la mitad de la masa hacia el centro y apretamos con los dedos.
Doblamos la otra mitad de masa hacia el centro y volvemos a apretar.
Volvemos a hacer la misma operación. Doblamos cada lado hacia el centro y apretamos.
Lo hacemos una tercera vez y unimos apretando con los dedos.
Ponemos la masa en un molde de plumcake, previamente engrasado, con las uniones hacia abajo.
Cubrimos con papel film engrasado y dejamos levar.
En este caso en unos 45 minutos ya habrá doblado su volumen.
Ponemos a calentar el horno a 210º.
Pintamos el pan con un poco de agua, ayudados de una brocha de silicona.
Metemos al horno durante 30 minutos. Si vemos que se nos dora demasiado, le ponemos un poco de papel de aluminio por arriba hasta que acabe el tiempo.
Sacamos y dejamos en una rejilla.
Con cuidado de no quemarnos, lo desmoldamos y lo dejamos enfriar completamente.
Al no tratarse de un pan industrial no se mantendrá fresco muchos días, así que lo que no consumamos en el día, lo cortamos en rebanadas, las envolvemos en papel film y las congelamos.
Cuando las necesitemos, las sacamos un rato antes o las podemos poner directamente en la tostadora o la sartén.
Miren que aspecto más rico tiene, con esa miga estupenda.
Está genial tanto para preparar sandwiches como para las tostadas del desayuno.
Es una gozada disfrutar de tu propio pan en casa, créanme.