Adoro el verano y casi todo lo que implica. Adoro el calor, el sol, la playa, las vacaciones, el tiempo libre, las comidas familiares,... Y sobre todo, adoro las frutas que nos trae el verano. Tan variadas, tan jugosas, tan frescas,...
Y una de las frutas que más me gustan son la ciruelas, por lo que me he decidido a preparar una rica mermelada con ellas.
Los ingredientes que usé fueron:
Las pesamos una vez que están deshuesadas.
Las troceamos y las trasladamos a un caldero.
Ponemos sobre las ciruelas la mitad del peso de las ciruelas en azúcar, es decir, si tenemos un kilo de ciruelas pondremos medio kilo de azúcar.
Ponemos también una tira de piel de limón y el zumo del mismo limón.
Removemos bien con una cuchara de palo. Tapamos y dejamos reposar al menos media hora.
Llevamos al fuego y dejamos cocinar a fuego medio bajo, removiendo de vez en cuando. Yo la tuve casi una hora.
Trituramos con el brazo de la batidora. La batiremos más o menos dependiendo de lo fina que la queramos.
Volvemos a poner al fuego y dejamos que vuelva a alcanzar el hervor.
Si vemos que nos ha quedado muy líquida, dejamos más tiempo al fuego para que pierda más agua, removiendo de vez en cuando.
Envasamos la mermelada en tarros de cristal esterilizados (hervidos en agua durante cinco minutos).
Tapamos y los colocamos volteados. Dejamos así hasta que estén completamente fríos.
Le colocamos una etiqueta y ya la tenemos lista.
Además de lo riquísima que está, me encanta el bonito color que se le queda, sin necesidad de utilizar ningún tipo de colorante.
Una mermelada ideal para disfrutar de unos ricos desayunos.
Nota: Como ya viene siendo costumbre en este blog, durante los meses de julio y agosto seguiré publicando, pero no con la regularidad que lo hago normalmente sino cuando tenga tiempo de dejarles alguna recetita fresca y ligera para el verano.
Mientras tanto
Y una de las frutas que más me gustan son la ciruelas, por lo que me he decidido a preparar una rica mermelada con ellas.
Los ingredientes que usé fueron:
- Ciruelas rojas.
- Azúcar ( la mitad del peso de las ciruelas).
- Piel de limón.
- Zumo de limón.
Las pesamos una vez que están deshuesadas.
Las troceamos y las trasladamos a un caldero.
Ponemos sobre las ciruelas la mitad del peso de las ciruelas en azúcar, es decir, si tenemos un kilo de ciruelas pondremos medio kilo de azúcar.
Ponemos también una tira de piel de limón y el zumo del mismo limón.
Removemos bien con una cuchara de palo. Tapamos y dejamos reposar al menos media hora.
Llevamos al fuego y dejamos cocinar a fuego medio bajo, removiendo de vez en cuando. Yo la tuve casi una hora.
Trituramos con el brazo de la batidora. La batiremos más o menos dependiendo de lo fina que la queramos.
Volvemos a poner al fuego y dejamos que vuelva a alcanzar el hervor.
Si vemos que nos ha quedado muy líquida, dejamos más tiempo al fuego para que pierda más agua, removiendo de vez en cuando.
Envasamos la mermelada en tarros de cristal esterilizados (hervidos en agua durante cinco minutos).
Tapamos y los colocamos volteados. Dejamos así hasta que estén completamente fríos.
Le colocamos una etiqueta y ya la tenemos lista.
Además de lo riquísima que está, me encanta el bonito color que se le queda, sin necesidad de utilizar ningún tipo de colorante.
Una mermelada ideal para disfrutar de unos ricos desayunos.
Nota: Como ya viene siendo costumbre en este blog, durante los meses de julio y agosto seguiré publicando, pero no con la regularidad que lo hago normalmente sino cuando tenga tiempo de dejarles alguna recetita fresca y ligera para el verano.
Mientras tanto
¡FELIZ VERANO!