La propuesta que nos ha hecho M. Luz, de Trasteando en mi cocina para este 48º Desafío en la cocina ha sido preparar un Makowiec.
¿Y qué es un Makowiec? Pues un postre de origen polaco típico de estas fechas navideñas que consiste básicamente en un pan brioche con un relleno en el que predominan las semillas de amapola. Normalmente se presenta enrollado, parecido a un brazo de gitano, pero yo he querido probar a hacerlo en forma de espiga y, la verdad, es que quedé muy contenta con el resultado.
Tengo que confesar que, aunque ya había usado las semillas de amapolas en los queques, pero en poca cantidad, no tenía mucha confianza con este postre. Temía que no gustará el sabor de las semillas de amapola.
Sin embargo, puedo decir a boca llena que he triunfado con él. Hice dos, uno para la familia y otro para "el cuerpo", y tanto en un sitio como en el otro les encantó, así que me quedo tan contenta.
Da un poco de trabajo, la verdad, pero realizando el relleno un día antes se hace mucho menos laborioso.
Los ingredientes que usé fueron:
Para la masa:
¿Y qué es un Makowiec? Pues un postre de origen polaco típico de estas fechas navideñas que consiste básicamente en un pan brioche con un relleno en el que predominan las semillas de amapola. Normalmente se presenta enrollado, parecido a un brazo de gitano, pero yo he querido probar a hacerlo en forma de espiga y, la verdad, es que quedé muy contenta con el resultado.
Tengo que confesar que, aunque ya había usado las semillas de amapolas en los queques, pero en poca cantidad, no tenía mucha confianza con este postre. Temía que no gustará el sabor de las semillas de amapola.
Sin embargo, puedo decir a boca llena que he triunfado con él. Hice dos, uno para la familia y otro para "el cuerpo", y tanto en un sitio como en el otro les encantó, así que me quedo tan contenta.
Da un poco de trabajo, la verdad, pero realizando el relleno un día antes se hace mucho menos laborioso.
Los ingredientes que usé fueron:
Para la masa:
- 200 ml. de leche.
- 100 gr. de mantequilla.
- Dos paquetes de levadura seca de panadería.
- 100 gr. de azúcar.
- Una cucharadita de sal.
- Una cucharadita de nuez moscada.
- La ralladura de un limón.
- Dos huevos talla L.
- 600 gr. de harina de fuerza.
- Un huevo para pintar (En este caso usé las dos yemas que me sobraron del relleno)
- 250 gr. de semillas de amapola. (Se consigue fácil en herbolarios).
- 100 gr. de azúcar moreno.
- 65 gr. de pasas sultanas.
- 50 gr. de nueces.
- 25 gr. de cubitos de almendra.
- 75 gr. de naranja confitada.
- Dos cucharadas de miel.
- Dos cucharadas de mantequilla.
- Media cucharadita de canela.
- Dos claras de huevo.
Empezaremos poniendo a calentar agua hasta que hierva.
Ponemos las semillas en un bol amplio.
Una vez que hierva el agua, la vertemos sobre las semillas y dejamos reposar hasta que se enfríe.
Una vez frío, las pasamos por un colador para escurrir toda el agua.
Pasamos las semillas a la picadora y las trituramos hasta que nos quede más o menos como una pasta.
Las ponemos otra vez en el bol junto con el azúcar, las pasas, las nueces picadas con las manos y los cubitos de almendra.
Picamos bien menudita la naranja confitada y la añadimos al bol.
Echamos la miel, la mantequilla derretida y la canela.
Mezclamos bien hasta que nos quede todo integrado.
Ponemos las claras en otro bol y las montamos a punto de nieve con unas varillas.
Echamos las claras, de dos veces, en el bol de la masa y vamos integrando con movimientos envolventes.
Cubrimos con film y reservamos en la nevera hasta que la vayamos a usar.
Ahora vamos a empezar con la masa.
En un bol ponemos el azúcar, la leche que habremos templado un poco y el contenido de los dos sobres de levadura. Removemos.
Dejamos que repose unos quince minutos antes de continuar con el resto.
Pasado el tiempo, derretimos la mantequilla y batimos ligeramente los huevos en un bol.
Añadimos ambos a la mezcla inicial y removemos para mezclar.
En otro bol, tamizamos el harina, y añadimos la sal, la nuez moscada y la ralladura de limón. Mezclamos todo bien.
Vamos añadiendo a la parte líquida esta mezcla de harina a cucharadas, removiendo cada vez.
Al principio iremos obteniendo una mezcla pegajosa.
Una vez añadido todo el harina seguimos amasando hasta que veamos que la masa no se pega a las paredes del bol.
Para facilitar la tarea, sacamos la masa del bol y seguimos amasando sobre la encimera, espolvoreando un poco de harina para que no se nos pegue.
Formamos una bola con la masa.
Untamos con un poco de aceite de girasol un bol amplio y colocamos nuestra masa, haciéndola primero rodar para que se engrase por todos lados.
La cubrimos con un paño seco y la dejamos reposar hasta que doble su volumen, una hora y media o dos horas más o menos. (La podemos dejar dentro del horno apagado)
Una vez haya doblado su volumen, golpeamos la masa un par de veces con nuestro puño para sacarle el gas que tiene en su interior.
La sacamos a la encimera y la amasamos un par de minutos.
Formamos una bola y la cortamos en dos partes iguales.
Cogemos una de las partes de masa y la estiramos con un rodillo, en forma de rectángulo.
La cubrimos con masa, extendiéndola con una espátula y sin llegar a los bordes.
Enrollamos empezando por los lados más largos ( para que no nos quede un rulo muy grueso) y sellamos el final pellizcando la masa.
La colocamos sobre la bandeja del horno con la parte del cierre hacia abajo.
Con unas tijeras de cocina, cortamos un trozo de masa, sin llegar a cortar del todo, y lo echamos hacia delante.
Seguimos cortando trozos de masa y los vamos colocando hacia un lado y hacia el otro, alternativamente.
Como les dije, hice dos. Uno de ellos lo hice alternando los trozos a un lado y al otro. El segundo lo hice alternando hacia un lado, hacia el otro y hacia delante.
Les dejo las dos versiones. Personalmente me gustó más la segunda.
Una vez formadas las espigas, las cubrimos con un paño seco y las dejamos levar durante unos 45 minutos.
Calentamos el horno a 180º.
Pintamos las espigas con el huevo batido (yo aproveché las yemas que me quedaron del relleno y me gustó mucho el colorcito que les dejó a las espigas).
Las metemos en el horno durante 30 minutos.
Las sacamos, dejamos que tibien un poco y las pasamos a una rejilla para que se enfríen por completo.
Le podemos hacer un glaseado con azúcar glass y zumo de limón, pero como me gustó tanto el colorcito que cogió, en mi caso, prescindí de él.
La pasamos a una bandeja y ya la tenemos lista para disfrutarla.
Me encanta como luce desde arriba.
Y este es el aspecto que tiene en el interior.
Un postre diferente pero muy rico.
Ahora les invito a que se den un paseo por nuestro blog Desafío en la Cocina para que vean las maravillas de Makowiec que han hecho los componentes del grupo, cada uno con su toque personal.
También les recuerdo que Desafío en la Cocina volverá el próximo 20 de enero, con una receta salada, y que propondré yo misma.
Y para finalizar, quiero aprovechar para felicitarles a todos estas fiestas y desearles lo mejor.
Una vez frío, las pasamos por un colador para escurrir toda el agua.
Pasamos las semillas a la picadora y las trituramos hasta que nos quede más o menos como una pasta.
Las ponemos otra vez en el bol junto con el azúcar, las pasas, las nueces picadas con las manos y los cubitos de almendra.
Picamos bien menudita la naranja confitada y la añadimos al bol.
Echamos la miel, la mantequilla derretida y la canela.
Mezclamos bien hasta que nos quede todo integrado.
Ponemos las claras en otro bol y las montamos a punto de nieve con unas varillas.
Echamos las claras, de dos veces, en el bol de la masa y vamos integrando con movimientos envolventes.
Cubrimos con film y reservamos en la nevera hasta que la vayamos a usar.
Ahora vamos a empezar con la masa.
En un bol ponemos el azúcar, la leche que habremos templado un poco y el contenido de los dos sobres de levadura. Removemos.
Dejamos que repose unos quince minutos antes de continuar con el resto.
Pasado el tiempo, derretimos la mantequilla y batimos ligeramente los huevos en un bol.
Añadimos ambos a la mezcla inicial y removemos para mezclar.
En otro bol, tamizamos el harina, y añadimos la sal, la nuez moscada y la ralladura de limón. Mezclamos todo bien.
Vamos añadiendo a la parte líquida esta mezcla de harina a cucharadas, removiendo cada vez.
Al principio iremos obteniendo una mezcla pegajosa.
Una vez añadido todo el harina seguimos amasando hasta que veamos que la masa no se pega a las paredes del bol.
Para facilitar la tarea, sacamos la masa del bol y seguimos amasando sobre la encimera, espolvoreando un poco de harina para que no se nos pegue.
Formamos una bola con la masa.
Untamos con un poco de aceite de girasol un bol amplio y colocamos nuestra masa, haciéndola primero rodar para que se engrase por todos lados.
La cubrimos con un paño seco y la dejamos reposar hasta que doble su volumen, una hora y media o dos horas más o menos. (La podemos dejar dentro del horno apagado)
Una vez haya doblado su volumen, golpeamos la masa un par de veces con nuestro puño para sacarle el gas que tiene en su interior.
La sacamos a la encimera y la amasamos un par de minutos.
Formamos una bola y la cortamos en dos partes iguales.
Cogemos una de las partes de masa y la estiramos con un rodillo, en forma de rectángulo.
La cubrimos con masa, extendiéndola con una espátula y sin llegar a los bordes.
Enrollamos empezando por los lados más largos ( para que no nos quede un rulo muy grueso) y sellamos el final pellizcando la masa.
La colocamos sobre la bandeja del horno con la parte del cierre hacia abajo.
Con unas tijeras de cocina, cortamos un trozo de masa, sin llegar a cortar del todo, y lo echamos hacia delante.
Seguimos cortando trozos de masa y los vamos colocando hacia un lado y hacia el otro, alternativamente.
Como les dije, hice dos. Uno de ellos lo hice alternando los trozos a un lado y al otro. El segundo lo hice alternando hacia un lado, hacia el otro y hacia delante.
Les dejo las dos versiones. Personalmente me gustó más la segunda.
Una vez formadas las espigas, las cubrimos con un paño seco y las dejamos levar durante unos 45 minutos.
Calentamos el horno a 180º.
Pintamos las espigas con el huevo batido (yo aproveché las yemas que me quedaron del relleno y me gustó mucho el colorcito que les dejó a las espigas).
Las metemos en el horno durante 30 minutos.
Las sacamos, dejamos que tibien un poco y las pasamos a una rejilla para que se enfríen por completo.
Le podemos hacer un glaseado con azúcar glass y zumo de limón, pero como me gustó tanto el colorcito que cogió, en mi caso, prescindí de él.
La pasamos a una bandeja y ya la tenemos lista para disfrutarla.
Me encanta como luce desde arriba.
Y este es el aspecto que tiene en el interior.
Un postre diferente pero muy rico.
Ahora les invito a que se den un paseo por nuestro blog Desafío en la Cocina para que vean las maravillas de Makowiec que han hecho los componentes del grupo, cada uno con su toque personal.
También les recuerdo que Desafío en la Cocina volverá el próximo 20 de enero, con una receta salada, y que propondré yo misma.
Y para finalizar, quiero aprovechar para felicitarles a todos estas fiestas y desearles lo mejor.
¡FELIZ NAVIDAD!
Nota: Volveré a publicar con regularidad pasadas las fiestas. Si antes preparo alguna cosita navideña nueva se las enseñaré, si no nos vemos a la vuelta.