Como el pasado lunes con motivo del Desafío en la cocina les dejé una receta dulce, hoy, a pesar de ser viernes y que no es lo normal en este blog, les dejo la propuesta salada de la semana.
Se trata de una nueva receta en la que el pollo es el protagonista, pero esta vez acompañado de un ingrediente que, aunque conocía, nunca había utilizado en mis platos: el tomate seco.
Para los que este ingrediente es nuevo, les diré que es bastante sencillo de conseguir. Yo concretamente lo conseguí en Mercadona, cerca de la zona donde están las bolsas de ensalada.
Les dejo una foto para que vean de qué les hablo.
Bien, pues les adelanto que queda una salsa riquísima y que creo que tanto sirve para acompañar al pollo como a unos filetes de cerdo.
Los ingredientes que usé fueron:
Lo ideal es dejarlos macerando al menos durante un día, pero si no, al menos recomiendo que los tengan un par de horitas.
El aceite de oliva que nos quede en el bote después de utilizarlos la podemos utilizar para aliñar ensaladas.
Pelamos y picamos bien menudos la cebolla y los ajos.
Escurrimos la mitad de los tomates y los ponemos en la picadora.
Los trituramos hasta que queden trocitos pequeñitos.
Este paso también se puede hacer a cuchillo. La idea es dejarlos muy chiquitos los trozos.
Abrimos las pechugas es dos, sacando dos filetes de cada una.
Les ponemos sal y pimienta por los dos lados.
En una sartén amplia ponemos uno poco de aceite y echamos las pechugas.
Las cocinamos por los dos lados, dejándolas bien hechas y doraditas.
Las sacamos y las reservamos.
En la misma sartén añadimos un poco más de aceite y rehogamos unos segundos los ajos.
Añadimos la cebolla y dejamos que se haga hasta que esté transparente.
Vertemos el caldo, reservando un poco, y raspamos bien el fondo de la sartén. Dejamos que hierva.
En el caldo reservado diluimos la maicena.
Vertemos en la sartén y removemos para que se disuelva. Notaremos que empieza a espesar.
Incorporamos ahora los tomates secos y removemos.
Por último añadimos la nata y ponemos sal y pimienta. Removemos y dejamos hasta que hierva, a fuego medio.
Volvemos a meter las pechugas en la sartén, junto con el jugo que hayan dejado en el plato. Cubrimos bien con la salsa y dejamos que hierva suavemente unos minutos para que se integren bien los sabores.
Espolvoreamos el perejil y apagamos el fuego.
Sólo nos queda servirlo, acompañado con la guarnición que queramos, en este caso arroz blanco, y disfrutar de este maravilloso plato.
Está delicioso y la salsita está para mojar pan.
NOTA: Han llegado las vacaciones y toca disfrutar del tiempo libre. Este blog no cierra en vacaciones, pero sí que baja un poco el ritmo de publicación. Iré publicando más que nada cosas fresquitas y apropiadas para el verano, pero sin la periodicidad habitual.
Muchísimas gracias por estar ahí y... ¡Feliz Verano a todos!
Se trata de una nueva receta en la que el pollo es el protagonista, pero esta vez acompañado de un ingrediente que, aunque conocía, nunca había utilizado en mis platos: el tomate seco.
Para los que este ingrediente es nuevo, les diré que es bastante sencillo de conseguir. Yo concretamente lo conseguí en Mercadona, cerca de la zona donde están las bolsas de ensalada.
Les dejo una foto para que vean de qué les hablo.
Bien, pues les adelanto que queda una salsa riquísima y que creo que tanto sirve para acompañar al pollo como a unos filetes de cerdo.
Los ingredientes que usé fueron:
- Dos pechugas de pollo.
- Una cebolla.
- Dos dientes de ajo.
- Medio paquete de tomates secos.
- 250 ml. de caldo de pollo (si no tenemos caldo lo podemos hacer con un cubito disuelto en agua caliente).
- Una cucharadita rasa de maicena (de las de postre).
- 200 ml. de nata para cocinar.
- Aceite de oliva.
- Sal.
- Pimienta.
- Perejil seco.
Lo ideal es dejarlos macerando al menos durante un día, pero si no, al menos recomiendo que los tengan un par de horitas.
El aceite de oliva que nos quede en el bote después de utilizarlos la podemos utilizar para aliñar ensaladas.
Pelamos y picamos bien menudos la cebolla y los ajos.
Escurrimos la mitad de los tomates y los ponemos en la picadora.
Los trituramos hasta que queden trocitos pequeñitos.
Este paso también se puede hacer a cuchillo. La idea es dejarlos muy chiquitos los trozos.
Abrimos las pechugas es dos, sacando dos filetes de cada una.
Les ponemos sal y pimienta por los dos lados.
En una sartén amplia ponemos uno poco de aceite y echamos las pechugas.
Las cocinamos por los dos lados, dejándolas bien hechas y doraditas.
Las sacamos y las reservamos.
En la misma sartén añadimos un poco más de aceite y rehogamos unos segundos los ajos.
Añadimos la cebolla y dejamos que se haga hasta que esté transparente.
Vertemos el caldo, reservando un poco, y raspamos bien el fondo de la sartén. Dejamos que hierva.
En el caldo reservado diluimos la maicena.
Vertemos en la sartén y removemos para que se disuelva. Notaremos que empieza a espesar.
Incorporamos ahora los tomates secos y removemos.
Por último añadimos la nata y ponemos sal y pimienta. Removemos y dejamos hasta que hierva, a fuego medio.
Volvemos a meter las pechugas en la sartén, junto con el jugo que hayan dejado en el plato. Cubrimos bien con la salsa y dejamos que hierva suavemente unos minutos para que se integren bien los sabores.
Espolvoreamos el perejil y apagamos el fuego.
Sólo nos queda servirlo, acompañado con la guarnición que queramos, en este caso arroz blanco, y disfrutar de este maravilloso plato.
Está delicioso y la salsita está para mojar pan.
NOTA: Han llegado las vacaciones y toca disfrutar del tiempo libre. Este blog no cierra en vacaciones, pero sí que baja un poco el ritmo de publicación. Iré publicando más que nada cosas fresquitas y apropiadas para el verano, pero sin la periodicidad habitual.
Muchísimas gracias por estar ahí y... ¡Feliz Verano a todos!