Cuando estuve "investigando" para hacer las Gyozas de pollo me topé con un vídeo de un par de chavalitos que me enamoró nada más verlo. Hacían una versión de esta comida japonesa digamos que un poco más mediterránea.
Las llamaban Gyoza Pizza y, como fans que eran de las tortugas ninja, decían que era una de sus comidas favoritas.
Yo no sé si de las tortugas ninja lo serán, pero les aseguro que si las preparan pasarán a formar parte de sus comidas favoritas.
Es una mezcla muy rica, ideal para comer con las manos.
Los ingredientes que usé fueron: (las cantidades dependerán de la cantidad de gyozas que quieran preparar. En este caso yo hice siete).
Colocamos encima un poco de atún desmenuzado y escurrido.
Luego ponemos unas láminas de champiñones.
Repartimos un poco de mozzarella sobre el conjunto.
Espolvoreamos con un poco de orégano.
Nos mojamos el dedo en agua y humedecemos todo el borde de la oblea.
Cerramos haciendo el típico cierre de las gyozas. Si quieres ver cómo hacerlo pincha aquí.
También puedes cerrarlas uniendo bien los bordes y presionando, pero tienes que tener la precaución de dejar el cierre hacia arriba cuando las vayas a cocinar.
Preparamos de igual forma todas las gyozas y las vamos dejando en un plato sobre el papel que traen para que no se peguen.
Pintamos una sartén con un poco de aceite y lo ponemos a calentar.
Colocamos las gyozas en la sartén.
Mientras se van dorando, mezclamos la maicena con el vaso de agua, removiendo bien.
Cuando la base de la gyoza se pone doradita es cuando pasamos al siguiente paso.
Vertemos el agua con maicena sobre las gyozas.
Tapamos la sartén y dejamos cocinar hasta que se haya evaporado todo el agua, unos diez minutos.
Sacamos nuestras gyozas de la sartén.
Sólo nos queda servirlas y disfrutarlas. Las podemos acompañar con un poco de salsa de tomate, aunque ya les adelanto que solas están riquísimas.
Así es como queda la base de las gyozas y digamos que es ahí donde tienen su gracia; la diferencia de texturas entre la parte de arriba y la de abajo.
Y por supuesto, el relleno. El relleno las hace más especiales si cabe.
Para chuparse los dedos.
Las llamaban Gyoza Pizza y, como fans que eran de las tortugas ninja, decían que era una de sus comidas favoritas.
Yo no sé si de las tortugas ninja lo serán, pero les aseguro que si las preparan pasarán a formar parte de sus comidas favoritas.
Es una mezcla muy rica, ideal para comer con las manos.
Los ingredientes que usé fueron: (las cantidades dependerán de la cantidad de gyozas que quieran preparar. En este caso yo hice siete).
- Siete obleas de empanadilla.
- Unas cucharadas de tomate frito.
- Una lata pequeña de atún (al natural en mi caso).
- Una lata pequeña de champiñones.
- Mozzarella rallada.
- Orégano.
- Un vaso de agua.
- Una cucharadita de maicena.
- Aceite de oliva.
Colocamos encima un poco de atún desmenuzado y escurrido.
Luego ponemos unas láminas de champiñones.
Repartimos un poco de mozzarella sobre el conjunto.
Espolvoreamos con un poco de orégano.
Nos mojamos el dedo en agua y humedecemos todo el borde de la oblea.
Cerramos haciendo el típico cierre de las gyozas. Si quieres ver cómo hacerlo pincha aquí.
También puedes cerrarlas uniendo bien los bordes y presionando, pero tienes que tener la precaución de dejar el cierre hacia arriba cuando las vayas a cocinar.
Preparamos de igual forma todas las gyozas y las vamos dejando en un plato sobre el papel que traen para que no se peguen.
Pintamos una sartén con un poco de aceite y lo ponemos a calentar.
Colocamos las gyozas en la sartén.
Mientras se van dorando, mezclamos la maicena con el vaso de agua, removiendo bien.
Cuando la base de la gyoza se pone doradita es cuando pasamos al siguiente paso.
Vertemos el agua con maicena sobre las gyozas.
Tapamos la sartén y dejamos cocinar hasta que se haya evaporado todo el agua, unos diez minutos.
Sacamos nuestras gyozas de la sartén.
Sólo nos queda servirlas y disfrutarlas. Las podemos acompañar con un poco de salsa de tomate, aunque ya les adelanto que solas están riquísimas.
Así es como queda la base de las gyozas y digamos que es ahí donde tienen su gracia; la diferencia de texturas entre la parte de arriba y la de abajo.
Y por supuesto, el relleno. El relleno las hace más especiales si cabe.
Para chuparse los dedos.