Las dos entradas dulces anteriores que les dejé fueron tartas así que hoy vamos a hacer un "cambio de tercio" y les voy a dejar para el fin de semana unos bocaditos deliciosos.
Son el acompañamiento perfecto para el cafelito de media tarde o también son un estupendo detalle para regalar, como éstas que se fueron para agasajar a mis niñas de la pelu por tratarme tan bien y por dejarme siempre tan estupenda.
Los ingredientes que usé fueron:
Ponemos en un bol la mantequilla con el azúcar y batimos hasta que nos quede una mezcla blanquecina.
Vamos añadiendo los huevos de uno en uno y seguimos batiendo, no añadiendo el siguiente hasta que el anterior esté integrado.
Incorporamos la leche y la vainilla y seguimos batiendo.
Echamos el harina y la levadura, pasándolas previamente por un colador.
Vamos mezclando suavemente con una espátula hasta que tengamos una mezcla sin grumos.
Engrasamos los moldes para las madeleines. (Se pueden conseguir en cualquier tienda de menaje, tanto de metal como de silicona. Estos concretamente los compré aquí.)
Rellenamos los huecos con una cucharilla, teniendo la precaución de no llegar al borde para que al hornearlos no se salgan y no pierdan la forma. (Yo hice varias pruebas hasta que dí con la cantidad adecuada a echar).
Los horneamos cinco minutos a 210º y luego bajamos a 170º y horneamos unos ocho minutos más.
Sacamos del horno y dejamos entibiar.
Luego las sacamos del molde y las dejamos enfriar completamente sobre una rejilla.
Y ya tenemos listos estos deliciosos bocados para acompañar una taza de café o de té.
Tienen un toque crujiente en el exterior y luego más blandita en el interior.
Eso sí, tienen un pequeño problema y es que no se van a conformar con comerse solamente una, o dos, o tres,...
Son el acompañamiento perfecto para el cafelito de media tarde o también son un estupendo detalle para regalar, como éstas que se fueron para agasajar a mis niñas de la pelu por tratarme tan bien y por dejarme siempre tan estupenda.
Los ingredientes que usé fueron:
- 225 gr. de harina.
- 190 gr. de mantequilla a temperatura ambiente.
- 190 gr. de azúcar.
- Tres huevos talla L a temperatura ambiente.
- 100 ml. de leche.
- Una cucharadita y media de levadura tipo Royal (de las de café).
- Una cucharada de vainilla líquida.
Ponemos en un bol la mantequilla con el azúcar y batimos hasta que nos quede una mezcla blanquecina.
Vamos añadiendo los huevos de uno en uno y seguimos batiendo, no añadiendo el siguiente hasta que el anterior esté integrado.
Incorporamos la leche y la vainilla y seguimos batiendo.
Echamos el harina y la levadura, pasándolas previamente por un colador.
Vamos mezclando suavemente con una espátula hasta que tengamos una mezcla sin grumos.
Engrasamos los moldes para las madeleines. (Se pueden conseguir en cualquier tienda de menaje, tanto de metal como de silicona. Estos concretamente los compré aquí.)
Rellenamos los huecos con una cucharilla, teniendo la precaución de no llegar al borde para que al hornearlos no se salgan y no pierdan la forma. (Yo hice varias pruebas hasta que dí con la cantidad adecuada a echar).
Los horneamos cinco minutos a 210º y luego bajamos a 170º y horneamos unos ocho minutos más.
Sacamos del horno y dejamos entibiar.
Luego las sacamos del molde y las dejamos enfriar completamente sobre una rejilla.
Y ya tenemos listos estos deliciosos bocados para acompañar una taza de café o de té.
Tienen un toque crujiente en el exterior y luego más blandita en el interior.
Eso sí, tienen un pequeño problema y es que no se van a conformar con comerse solamente una, o dos, o tres,...