Seguimos con las recetas otoñales a ver si así el otoño se anima y aparece de una vez por todas.
En este caso les traigo una rica tarta, perfecta para compartir en una merienda una tardecita de lluvia, acompañada de un chocolate calentito o una taza de té. Aunque les digo yo que aunque haga calor se puede degustar perfectamente.
Es muy sencilla de hacer y el resultado es exquisito.
He elegido para hacerla unas ricas peras, una de mis frutas favoritas.
Los ingredientes que usé fueron:
Para la base: (Si queremos podemos utilizar una masa quebrada comprada, pero el resultado no es el mismo).
Empezaremos preparando la base.
En un bol ponemos todos los ingredientes menos el agua.
Vamos mezclando hasta que consigamos una especie de granulado.
Seguimos mezclando hasta que la masa se despegue de las paredes del bol. Si es necesario es ahora cuando añadimos las dos cucharadas de agua.
Formamos una bola con la masa y la envolvemos en papel film. La dejamos reposar una hora en la nevera.
Pasado el tiempo, ponemos la masa entre dos papeles de horno y la estiramos con el rodillo hasta que sea más o menos del tamaño del molde a utilizar. En mi caso utilicé uno de 26 cm.
Retiramos uno de los papeles y, ayudándonos con el otro, trasladamos la masa al molde.
Presionamos la masa para que se adhiera al molde. Eso sí, es importante que no estiremos la masa, sino que la presionemos.
Pasamos el rodillo por el borde para cortar el excedente.
Para darle un aspecto un poco más otoñal le hice una decoración con hojas.
Para ello, volvemos a reunir la masa sobrante y la estiramos entre dos papeles. Le puse unas varillas a los lados para que quedara toda del mismo grosor.
Vamos cortando hojas con una cortapastas con esa forma.
Las vamos colocando, superponiendo unas con otras y pegándolas a la masa por la parte más fina.
Una vez que la tengamos toda decorada la dejamos en la nevera al menos media hora.
Es el momento de poner a calentar el horno a 180º, mientras preparamos el relleno.
Ponemos en un bol la mantequilla, la almendra, el azúcar, la nata, la leche y el huevo.
Lo molemos con el brazo de la batidora. Lo haremos a velocidad baja para que no nos entre demasiado aire en la mezcla.
Pelamos las peras, les retiramos las pepitas y las cortamos en cuartos.
Vertemos la mezcla del relleno sobre la base que tenemos reservada en la nevera.
Colocamos las peras alrededor, poniendo la parte más gruesa hacia afuera.
Como me quedaron dos trozos, los piqué menudos y los distribuí en el centro de la tarta.
Horneamos durante 60 minutos o hasta que al pincharla con una brocheta ésta salga limpia.
La sacamos y dejamos que se enfríe sobre una rejilla.
Sólo nos queda desmoldarla y presentarla.
La podemos comer tanto tibia como fría, aunque esta en concreto la comimos fría porque la tuve que transportar.
Miren qué bonita luce con el dorado de la mezcla y toda la pera alrededor.
Y este es el estupendo corte que tiene, cremoso y con un saborcito excepcional.
¿Se animan a probarla?
En este caso les traigo una rica tarta, perfecta para compartir en una merienda una tardecita de lluvia, acompañada de un chocolate calentito o una taza de té. Aunque les digo yo que aunque haga calor se puede degustar perfectamente.
Es muy sencilla de hacer y el resultado es exquisito.
He elegido para hacerla unas ricas peras, una de mis frutas favoritas.
Los ingredientes que usé fueron:
Para la base: (Si queremos podemos utilizar una masa quebrada comprada, pero el resultado no es el mismo).
- 300 gr. de harina simple.
- 150 gr. de mantequilla fría.
- 75 gr. de azúcar.
- Una yema de huevo L.
- Dos cucharadas de agua.
- 50 gr. de mantequilla a temperatura ambiente.
- 125 gr. de almendra molida.
- 100 gr. de azúcar.
- 200 ml. de nata.
- 200 ml. de leche (usé desnatada).
- Un huevo talla L.
- 6 ó 7 peras.
Empezaremos preparando la base.
En un bol ponemos todos los ingredientes menos el agua.
Vamos mezclando hasta que consigamos una especie de granulado.
Seguimos mezclando hasta que la masa se despegue de las paredes del bol. Si es necesario es ahora cuando añadimos las dos cucharadas de agua.
Formamos una bola con la masa y la envolvemos en papel film. La dejamos reposar una hora en la nevera.
Pasado el tiempo, ponemos la masa entre dos papeles de horno y la estiramos con el rodillo hasta que sea más o menos del tamaño del molde a utilizar. En mi caso utilicé uno de 26 cm.
Retiramos uno de los papeles y, ayudándonos con el otro, trasladamos la masa al molde.
Presionamos la masa para que se adhiera al molde. Eso sí, es importante que no estiremos la masa, sino que la presionemos.
Pasamos el rodillo por el borde para cortar el excedente.
Para darle un aspecto un poco más otoñal le hice una decoración con hojas.
Para ello, volvemos a reunir la masa sobrante y la estiramos entre dos papeles. Le puse unas varillas a los lados para que quedara toda del mismo grosor.
Vamos cortando hojas con una cortapastas con esa forma.
Las vamos colocando, superponiendo unas con otras y pegándolas a la masa por la parte más fina.
Una vez que la tengamos toda decorada la dejamos en la nevera al menos media hora.
Es el momento de poner a calentar el horno a 180º, mientras preparamos el relleno.
Ponemos en un bol la mantequilla, la almendra, el azúcar, la nata, la leche y el huevo.
Lo molemos con el brazo de la batidora. Lo haremos a velocidad baja para que no nos entre demasiado aire en la mezcla.
Pelamos las peras, les retiramos las pepitas y las cortamos en cuartos.
Vertemos la mezcla del relleno sobre la base que tenemos reservada en la nevera.
Colocamos las peras alrededor, poniendo la parte más gruesa hacia afuera.
Como me quedaron dos trozos, los piqué menudos y los distribuí en el centro de la tarta.
Horneamos durante 60 minutos o hasta que al pincharla con una brocheta ésta salga limpia.
La sacamos y dejamos que se enfríe sobre una rejilla.
Sólo nos queda desmoldarla y presentarla.
La podemos comer tanto tibia como fría, aunque esta en concreto la comimos fría porque la tuve que transportar.
Miren qué bonita luce con el dorado de la mezcla y toda la pera alrededor.
Y este es el estupendo corte que tiene, cremoso y con un saborcito excepcional.
¿Se animan a probarla?